Monday, May 29, 2006

MEMORIAL DAY

Quién no tiene un familiar, amigo, conocido que se haya ido a buscar mejor calidad de vida a los EEUU. Por este motivo, es que les hago llegar a todos esos latinos que lo lograron, a los que no lo lograron y aquellos que solamente se quedaron en el intento.

Mi reconocimiento a todos ellos y a Uds. a los que tienen un familiar directo, mi reconocimiento, pues la vida en USA no es fácil, ni comoda, es sacrificio, austeridad y discriminación.

A continuación un saludo a la bandera a todos los GARCIA, RODRIGUEZ , RIVERA, ETC., que hacen patria en EEUU.


Recuerdo a los héroes hispanos en Memorial Day
Por Josep Felip
¡No te lo pierdas!
§ La opinión de nuestro columnista Josep Felip
La madrugada del 17 de diciembre de 1944 se abrieron las puertas del infierno ante la trinchera del sargento mayor José M. López, de la 2ª División de Infantería de los Estados Unidos estacionada en las afueras del pequeño pueblo belga de Krinkelt.

Con sólo la ayuda de una ametralladora pesada y la suerte que otorga el valor, López repelió el inesperado asalto de una columna blindada a la expuesta posición de su unidad, en lo que serían los primeros compases de la crucial batalla de las Ardenas.

La acción, en la que resultó herido por el inmisericorde fuego alemán que se concentró en su persona, le valió la Medalla de Honor del Congreso al suboficial nacido en Veracruz en medio de la pobreza y huérfano de padre a los 8 años.

López es uno de los 40 militares de origen hispano que han recibido la más alta distinción militar que otorga Estados Unidos, al que cientos de miles de hispanos han servido a lo largo de su historia, en muchas ocasiones sin recibir el reconocimiento que se merecían en días como Memorial Day.

Así como los libros de historia oficiales suelen pasar por alto la contribución de las tropas del general español Bernardo de Gálvez en la guerra de independencia americana, al soldado Rudy Dávila se le tardó 56 años en conceder la Medalla de Honor que se ganó un día de mayo de 1944 en las colinas del pueblo italiano de Artena.

Prácticamente no existe conflicto armado en que los Estados Unidos se hayan involucrado sin que un García, un Rodríguez o un Rivera estuviera en la línea de fuego.

El almirante David Farragut, de origen menorquín, se convirtió en uno de los héroes navales de la Guerra Civil gracias a sus proezas al mando de la flota de la Unión en el río Mississippi, y su osada frase “Damn the Torpedoes, full speed ahead” (Al infierno los torpedos, adelante a todo vapor) durante el asalto a la protegida bahía de Mobile.

Unos 200,000 hispanos sirvieron en la II Guerra Mundial, unos 148,000 en la de Corea y otros 80,000 pasaron por las junglas del sureste asiático.

Como atestigua el legendario historial del 65 regimiento de infantería, los puertorriqueños pagaron un precio trágicamente alto en el conflicto coreano con más de 3,000 bajas.

Eso supuso una media de un muerto por cada 660 habitantes de la isla, en comparación con la proporción de una baja mortal por cada 1,225 habitantes del resto de Estados Unidos, según cifras reunidas entonces por el gobierno de Puerto Rico.

Más allá de las estatuas y los merecidos homenajes, sólo hace falta abrir el periódico este Memorial Day para recordar la sangre derramada por los hispanos bajo la bandera de las barras y las estrellas.

Más de 270 hispanos han perdido la vida en la guerra de Irak, lo que representa alrededor del 11 por ciento de los 2,450 estadounidenses muertos desde la invasión del país árabe en marzo del 2003, según cifras del Pentágono compiladas por la página digital icasualties.org.

La proporción de bajas mortales hispanas es ligeramente superior a su presencia en las fuerzas armadas. Los 109,500 hispanos en uniforme constituyen el 9.40 por ciento de todos los efectivos del Departamento de Defensa.

El cabo de infantería de marina José Gutiérrez ni siquiera era un ciudadano estadounidense cuando se convirtió en la primera muerte en combate de la Operación Libertad Iraquí, al ser abatido durante un enfrentamiento en el puerto de Umm Qasr el 21 de marzo del 2003.

En un paralelo a la historia personal del sargento López, el cabo Gutiérrez se crió huérfano en las calles de Guatemala, de las que partió a los 14 años en el intrépido viaje a El Norte montado en trenes de mercancías. A esas calles regresó su cadáver para ser enterrado.

“Son mis amigos, mis hermanos”, escribió recientemente el periodista texano Joseph Galloway, experto en asuntos militares y veterano de Vietnam, en recuerdo a sus camaradas hispanos que hace 40 años combatieron a su lado en el valle mortal de Ia Drang.

“No conozco de nadie más que pueda tener mayor derecho a la ciudadanía, el honor y el respeto de este gran país”, agregó.