

Familia mía:
Quiero decirles que desde que falleció Carlos, he ido varias veces hasta su tumba, en el cementerio que queda a la entrada de Lluta. Estando allí, me emociono y me acuerdo de la tremenda generosidad de Carlos, quién me acogió y me dió su apoyo durante los primeros años, cuando llegué a esta ciudad, en compañía de mis padres.
Todas las mañanas y tardes, paso por el lugar donde un automóvil lo arroyó y perdió su vida. Lo saludo (hago la señal de la CRUZ) y sigo mi rumbo hasta mi trabajo.
Cada vez, que nuestro Club Deportivo San Marcos (Deportes Arica), juega de local en el Estadio Carlos Dittborn, me siento en el mismo lugar (Tribuna Pacífico), donde por mucho tiempo me senté con él. Lo único malo, es que ya no está y lo extraño, ya que no tengo con quién comentar el partido.
Como ustedes saben, madrugo cada Sábado por medio y le pido a la MATER, para que interceda ante DIOS, para que lo tenga en su santo reino.
Con afecto y cariño.
Pablo Lillo