Amigos:
Uno de los pecados capitales es la ENVIDIA y como no quiero dejar pasar la oportunidad, es que busqué en internet algún artículo que me pareciera interesante compartir, ya que debemos aprender y practicar lo que leemos. Lo primero que rescato es que debo revertir la envidia por la admiración. Este pecado se practica principalmente con nuestro círculo mas cercanos, ya sea familiar, amistades o laboral. Envidiamos los éxitos del otro, los bienes, los ascensos, los reconocimientos y los bienes materiales.
A continuación lean con la finalidad de ser empáticos, ya que el envidioso es incapaz de ponerse en el lugar del envidiado.
Uno de los problemas emocionales más frecuentes, la envidia suele definirse como la tristeza por el bien ajeno; un sentimiento desagradable que se produce al percibir en otro algo que se desea y que dificulta el desarrollo del que lo sufre y sus relaciones con los demás.
Se mezclan emociones de naturaleza contradictoria, como por ejemplo, el deseo de tener lo que otro tiene, la admiración por lo que otro ha conseguido, el dolor por no tenerlo, la indignación por considerar injusta la diferencia que se observa o la incertidumbre por no entender a qué se deben las diferencias que producen la envidia.
La envidia se produce como consecuencia de dos tendencias que llevan al individuo a desear lo que no tiene y a compararse con los demás.
La naturaleza destructiva de la envidia, que permite diferenciarla de la envidia sana, se refleja en que la primera origina malestar emocional; sentimiento que en lugar de ayudarle a conseguir lo que envidia, se lo dificulta.
El envidioso es incapaz de ponerse en el lugar del envidiado, para poder comprender su situación, o de sentir empatía hacia él.
¿Qué significa sentir empatía hacia alguien? Significa sentir lo que siente el otro. Y es la base de la comprensión y de la solidaridad.
La envidia origina una serie de reacciones negativas que pueden hacer que el envidioso se aísle de los demás o tenga serias dificultades para relacionarse adecuadamente con ellos.
La envidia se produce casi siempre hacia personas muy cercanas.
Entre los valores más envidiados suelen encontrarse el prestigio, el reconocimiento, el estatus ocupacional, el dinero, el poder o los símbolos y las posesiones materiales.
Para que en lugar de producirse envidia surja admiración, es necesario que las cualidades que se observan en el otro no representen una amenaza para la propia valoración.
En los ambientes en los que existe una fuerte tendencia a evaluar el rendimiento de forma individualista y competitiva hay más riesgo de suscitar envidia.
Sumario 1. CÓMO PREVENIR LA ENVIDIA
•La envidia es consecuencia de dos procesos psicológicos necesarios para el desarrollo de los seres humanos: el deseo y la comparación. Para prevenir la envidia no se pueden suprimir dichos procesos, sino que deben controlarse sus efectos.
•Para que los dos procesos mencionados produzcan una envidia sana, conviene desarrollar habilidades que ayuden a comprender lo que se siente y por qué se siente; convertir el malestar emocional producido por la envidia en un motor para conseguir lo que uno desea tener, y controlar la hostilidad que dicha situación puede generar, evitando que deteriore las relaciones con los demás.
•La envidia es incompatible con la empatía, que desempeña un papel importante en el desarrollo de la comprensión de uno mismo y de los otros. Para prevenir la envidia es importante tratar de estimular la empatía y, a través de ella, la capacidad para ponerse en el lugar del otro.
•La envidia se produce siempre en situaciones que son vividas como una amenaza. Por eso, para prevenirla es preciso favorecer la confianza básica en uno mismo y en los demás, desarrollar expectativas y modelos positivos sobre las relaciones sociales, y adquirir habilidades para responder a la tensión emocional. Características que comienzan a desarrollarse desde la primera infancia.
•Uno de los mejores remedios contra la envidia es aprender a afrontar dichas situaciones con optimismo, centrando la atención en los aspectos positivos de la realidad.
•La envidia se produce casi siempre hacia personas que ocupan posiciones próximas, en relaciones que se esperan de igualdad, pero que se convierten en relaciones de desigualdad (asimétricas), en las que se ocupa una posición inferior que no se acepta. Por eso, para prevenir la envidia es preciso establecer desde la infancia relaciones adecuadas con los iguales.
•Para prevenir la envidia se debe aprender a relativizar las diferencias sociales y adquirir habilidades para elegir adecuadamente con quién, cómo y cuándo compararse, para evitar que dicha comparación tenga un efecto destructivo.
Sumario 3. APRENDER A AFRONTAR EL ÉXITO Y EL FRACASO
La envidia se produce con frecuencia en situaciones en las que se compara el propio éxito o fracaso con el que obtienen los iguales.
Para prevenir la envidia y mejorar la capacidad de adaptación conviene aprender a valorar con precisión la propia competencia, sin infravalorarse ni sobrevalorarse.
Conviene aprender a definir los fracasos como dificultades a resolver, analizando qué se puede cambiar para mejorar los resultados obtenidos y aprendiendo a valorar cualquier progreso por pequeño que sea.
El optimismo puede ayudar a prevenir importantes problemas emocionales.
Sumario 3. ENVIDIA, INDIVIDUALISMO COMPETITIVO Y COOPERACIÓN
Aprender a colaborar, a dar y pedir ayuda, es un medio eficaz de adquirir habilidades para resolver los conflictos que suelen originar envidia.
La conducta de ayuda tiene consecuencias psicológicas muy positivas para la persona que la emite, y puede contribuir a prevenir la envidia.
•Podemos aprender a plantearnos objetivos realistas de aprendizaje, a poner en marcha acciones adecuadas para alcanzarlos, y a esforzarnos por superar los obstáculos que encontremos, para, así, obtener el éxito y reconocimiento que necesitamos.
•Una de las mejores protecciones contra la envidia es el optimismo aprendido, acostumbrarse a centrar la atención en los aspectos más positivos de la realidad, pero sin dejar de percibirla con precisión.
•Una experiencia continua y absoluta de éxito también puede ser perjudicial, pues priva al individuo de defensas con las que poder afrontar el primer fracaso cuando éste se produzca. Para prevenir la envidia y favorecer la capacidad de adaptación a dichas situaciones hay que enseñar a relativizar también el éxito.
•Par prevenir la envidia es preciso enseñar dos importantes habilidades: la comparación con uno mismo, que permite adquirir el sentido de progreso personal; y la comparación con múltiples grupos de referencia, pero especialmente con aquellos de rendimiento similar al propio, con los que es posible obtener cualquier resultado.
Les anima a no ser envidioso. Al contrario, admiremos a quién le va bien y tiene éxito en la vida y en en su trabajo.
Hasta la próxima.
Pablo Lillo
Mi blog obedece a que quiero mostrar, lo que soy y lo que hago todos los días. En qué estoy como Madrugador y en qué trabajo (CHILEXPRESS S.A.) Mi cordial saludo a todos los que quiero. Pablo
Wednesday, March 15, 2006
Thursday, March 02, 2006
"CHILE CRECE A MUY BUENA TASA...."
Amigos Míos:
Cuando leí este artículo, me pregunté ¿Cuànto he crecido?. Me ha llegado este crecimiento de país emergente. A los que quiero, les ha llegado?. Cómo ha mejorado la calidad de vida de los míos y de los que están cerca. Pregunta que deberíamos hacernos cada cierto tiempo.
Chile, indica un INDICE DE CESANTÍA DE UN 7%. Arica un 12,1%. La Región de Tarapacá indica un ïndice de un 8,4% e Iquique un 5.9%.
Hay algo que no entiendo este crecimiento de que se habla no llega a mi ciudad?
Para ilustrar lo señalado, he extraído de Internet un artículo, favor leerlo.
Los países emergentes crecerán con altibajos
Las economías de países en desarrollo crecen el doble que las de países ricos, pero siempre habrá crisis
En los últimos 3 años, la media de crecimiento económico de los países en vías de desarrollo ha sido de un 6%, mientras que los países desarrollados sólo han crecido un 2,4% de media.
Según previsiones del Fondo Monetario Internacional, en los próximos 5 años, los países “emergentes” seguirán creciendo un poco por debajo de ese 6%, es decir, el doble de rápido que las economías ricas. Haciendo una extrapolación a 20 años (arriesgada, pero posible) nos encontraríamos con que en 2026 las economías “emergentes” abarcarían dos tercios de la producción mundial.
La “emergencia” implica “intermitencia”
Recientemente, THE ECONOMIST recordaba cómo el término “mercados emergentes” fue acuñado hace 25 años por la Corporación Financiera Internacional, el brazo del sector privado del Banco Mundial. El semanario señalaba que se parece a cómo emerge un submarino... que intermitentemente se sumerge, como se ha visto en las crisis de América Latina, la crisis asiática o la de Rusia en la última década.
Sí, los mercados crecerán, auguran los expertos, pero no en línea recta. Para muchos analistas, es inevitable que las economías emergentes experimenten burbujas financieras, pinchazos y altibajos, que tendrán su coste humano. Sin embargo, a medida que importen maquinaria, tecnología y el know-how de los países más desarrollados, y aprovechando que parten de un menor coste capital por obrero, tienen espacio para crecer.
.
.
Eso atrae un flujo de capitales a estos países. Según el Instituto Internacional de Finanzas, una asociación de banqueros, el flujo neto de capital que se invirtió en economías emergentes fue de 350.000 millones de dólares en el 2005, todo un récord.
De hecho, hay ya muchos de estos países que no dependen tanto de las inversiones extranjeras y crecen con el propio ahorro interno, más que con deuda. La ratio de deuda externa frente a exportaciones, que en 1998 era de un 174% se ha reducido a un 82% el año pasado.
De cada seis personas del planeta, cinco vive en estas “economías emergentes”. Falta por ver en los próximos años si las cifras macroeconómicas se convierten en una mejor calidad de vida de estos millones de personas.
Los invito que se analicen y vean, cuánto ha mejorado su calidad de vida. Ha mejorado mi poder adquisitivo. Han disminuído mis deuda. Al final concluyan si les ha llegado el crecimiento.
Les anima...
Cuando leí este artículo, me pregunté ¿Cuànto he crecido?. Me ha llegado este crecimiento de país emergente. A los que quiero, les ha llegado?. Cómo ha mejorado la calidad de vida de los míos y de los que están cerca. Pregunta que deberíamos hacernos cada cierto tiempo.
Chile, indica un INDICE DE CESANTÍA DE UN 7%. Arica un 12,1%. La Región de Tarapacá indica un ïndice de un 8,4% e Iquique un 5.9%.
Hay algo que no entiendo este crecimiento de que se habla no llega a mi ciudad?
Para ilustrar lo señalado, he extraído de Internet un artículo, favor leerlo.
Los países emergentes crecerán con altibajos
Las economías de países en desarrollo crecen el doble que las de países ricos, pero siempre habrá crisis
En los últimos 3 años, la media de crecimiento económico de los países en vías de desarrollo ha sido de un 6%, mientras que los países desarrollados sólo han crecido un 2,4% de media.
Según previsiones del Fondo Monetario Internacional, en los próximos 5 años, los países “emergentes” seguirán creciendo un poco por debajo de ese 6%, es decir, el doble de rápido que las economías ricas. Haciendo una extrapolación a 20 años (arriesgada, pero posible) nos encontraríamos con que en 2026 las economías “emergentes” abarcarían dos tercios de la producción mundial.
La “emergencia” implica “intermitencia”
Recientemente, THE ECONOMIST recordaba cómo el término “mercados emergentes” fue acuñado hace 25 años por la Corporación Financiera Internacional, el brazo del sector privado del Banco Mundial. El semanario señalaba que se parece a cómo emerge un submarino... que intermitentemente se sumerge, como se ha visto en las crisis de América Latina, la crisis asiática o la de Rusia en la última década.
Sí, los mercados crecerán, auguran los expertos, pero no en línea recta. Para muchos analistas, es inevitable que las economías emergentes experimenten burbujas financieras, pinchazos y altibajos, que tendrán su coste humano. Sin embargo, a medida que importen maquinaria, tecnología y el know-how de los países más desarrollados, y aprovechando que parten de un menor coste capital por obrero, tienen espacio para crecer.
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Eso atrae un flujo de capitales a estos países. Según el Instituto Internacional de Finanzas, una asociación de banqueros, el flujo neto de capital que se invirtió en economías emergentes fue de 350.000 millones de dólares en el 2005, todo un récord.
De hecho, hay ya muchos de estos países que no dependen tanto de las inversiones extranjeras y crecen con el propio ahorro interno, más que con deuda. La ratio de deuda externa frente a exportaciones, que en 1998 era de un 174% se ha reducido a un 82% el año pasado.
De cada seis personas del planeta, cinco vive en estas “economías emergentes”. Falta por ver en los próximos años si las cifras macroeconómicas se convierten en una mejor calidad de vida de estos millones de personas.
Los invito que se analicen y vean, cuánto ha mejorado su calidad de vida. Ha mejorado mi poder adquisitivo. Han disminuído mis deuda. Al final concluyan si les ha llegado el crecimiento.
Les anima...
¿Somos empáticos con quienes nos rodean?
¿Soy empático con quién me rodea?.Debería preguntarme siempre, con la única y exclusiva finalidad, de saber por el otro. ¡Qué hago para ser empático¡. ¿Cuàl es mi actitud con quién me necesita?. Escucho al otro y le entrego mi aliento.
Estoy en mi trabajo y dije: cuán empático soy con mis colaboradores, con mi familia y con kis amigos. Les muestro un artículo que saqué de Internet, deseo lo lean, lo mediten y principalmente lo practiquemos. Les aseguro que seremos MEJOR COMPAÑERO, MEJOR AMIGO, MEJOR PADRE Y MEJOR JEFE DE HOGAR.
Victoria Cardona
La empatía
Vivir la empatía consiste en hacer el esfuerzo para reconocer y comprender los sentimientos y actitudes de las personas, así como las circunstancias que los afectan en un momento determinado.
Todo ser humano necesita tejer a su alrededor relaciones humanas satisfactorias, tanto las familiares como las ajenas a este ámbito. El bienestar emocional depende, en buena medida de la capacidad que se tenga por conseguir este objetivo. Es seguramente la comprensión de los sentimientos de los demás la llave para una convivencia satisfactoria, a parte, desde luego, del conocimiento de la propia manera de ser, que incluye calidades y limitaciones. Toda esta comprensión no depende de la simpatía, que nace muchas veces espontáneamente, sino de lo que denominamos empatía.
Ciertamente que, cuando “calzamos los zapatos” de los demás y andamos juntos un rato estamos siendo empáticos. Gandhi nos lo recordaba cuando decía: “las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo se acabarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista”. ¿No se comprenderían mejor las alegrías y preocupaciones de los familiares y amigos y estaríamos más capacitados para animar y ayudar si nos pusiésemos en su sitio?
Recuerdo una joven amiga mía que me explicaba que a medio hablar de un problema suyo con su madre, ésta (seguro que con muy buena voluntad) la había interrumpido diciéndole: “no te preocupes con el tiempo esto se arregla”. El caso es que aquella joven no se había notado nada comprendida, necesitaba de la empatía y del conocimiento de su madre de la totalidad de su problema pero la confidencia y la comunicación había quedado recortada. Lo que le sucedió a mi joven amiga con su madre es parecido a la situación de aquel pobre enfermo que a punto de ir al quirófano, por una operación de riesgo, se le dice con cara alegre (también con muy buena voluntad): “todo se resolverá inmediatamente”, cuando lo que necesita es una persona que le dé soporte y, le dé la mano para darle cariño y comprender su sufrimiento.
Podría ser habitual que no supusiera ningún problema expresar lo que sentimos o tratar conflictos, cuando el interlocutor es un amigo o un compañero de trabajo, en el caso de que haya una buena sintonía, pero se puede hacer más complicado con algún familiar; la convivencia del día a día puede ser mas costosa Sería deseable y casi parece natural que entre familiares no hubiera problemas de convivencia. La realidad es que los hay, algunas veces hay falta de entendimiento o discrepancias que afectan mucho más.
Los vínculos que dan el calor familiar hacen que se cree un vínculo afectivo que no se encuentra en otros entornos. Cuando encontramos que tenemos la sensación de mala relación con algún familiar, el dolor es más fuerte; incluso nos puede afectar la salud. A este respecto, John Cacioppo, profesor de Psicología de Chicago escribe: “Las relaciones más importantes en nuestras vidas y las que más incidencias parece que tienen sobre la salud son las que mantenemos con las personas que convivimos cotidianamente”.
A menudo quisiéramos resolver un problema familiar y nos preguntamos el por qué de aquella situación incómoda: “¿por qué no puedo comunicarme con este hijo, con mi marido, con mi esposa?”, o bien “¿por qué los nervios no le dejan o no me dejan razonar?” La respuesta la encontraremos reflexionando para entender y saber que es lo que realmente se necesita en aquel momento: ¿…observar callar, esperar, buscar el momento oportuno para hablar, tener la empatía suficiente para leer emocionalmente al más próximo?
La comprensión que dedicamos a la familia y a los demás es la mejor garantía para vivir la empatía, esta habilidad que nos ayuda al bienestar en la convivencia.
Espero saquemos conclusiones positivas y mejoremos nuestra relaciones personales. Muchas personas nos necesitan y nos están esperando. Recibamos al que nos necesita con los brazos abiertos y les apuesto que dormiremos con la conciencia más tranquila.
Saludos fraternales.
Pablo Lillo
Estoy en mi trabajo y dije: cuán empático soy con mis colaboradores, con mi familia y con kis amigos. Les muestro un artículo que saqué de Internet, deseo lo lean, lo mediten y principalmente lo practiquemos. Les aseguro que seremos MEJOR COMPAÑERO, MEJOR AMIGO, MEJOR PADRE Y MEJOR JEFE DE HOGAR.
Victoria Cardona
La empatía
Vivir la empatía consiste en hacer el esfuerzo para reconocer y comprender los sentimientos y actitudes de las personas, así como las circunstancias que los afectan en un momento determinado.
Todo ser humano necesita tejer a su alrededor relaciones humanas satisfactorias, tanto las familiares como las ajenas a este ámbito. El bienestar emocional depende, en buena medida de la capacidad que se tenga por conseguir este objetivo. Es seguramente la comprensión de los sentimientos de los demás la llave para una convivencia satisfactoria, a parte, desde luego, del conocimiento de la propia manera de ser, que incluye calidades y limitaciones. Toda esta comprensión no depende de la simpatía, que nace muchas veces espontáneamente, sino de lo que denominamos empatía.
Ciertamente que, cuando “calzamos los zapatos” de los demás y andamos juntos un rato estamos siendo empáticos. Gandhi nos lo recordaba cuando decía: “las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo se acabarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista”. ¿No se comprenderían mejor las alegrías y preocupaciones de los familiares y amigos y estaríamos más capacitados para animar y ayudar si nos pusiésemos en su sitio?
Recuerdo una joven amiga mía que me explicaba que a medio hablar de un problema suyo con su madre, ésta (seguro que con muy buena voluntad) la había interrumpido diciéndole: “no te preocupes con el tiempo esto se arregla”. El caso es que aquella joven no se había notado nada comprendida, necesitaba de la empatía y del conocimiento de su madre de la totalidad de su problema pero la confidencia y la comunicación había quedado recortada. Lo que le sucedió a mi joven amiga con su madre es parecido a la situación de aquel pobre enfermo que a punto de ir al quirófano, por una operación de riesgo, se le dice con cara alegre (también con muy buena voluntad): “todo se resolverá inmediatamente”, cuando lo que necesita es una persona que le dé soporte y, le dé la mano para darle cariño y comprender su sufrimiento.
Podría ser habitual que no supusiera ningún problema expresar lo que sentimos o tratar conflictos, cuando el interlocutor es un amigo o un compañero de trabajo, en el caso de que haya una buena sintonía, pero se puede hacer más complicado con algún familiar; la convivencia del día a día puede ser mas costosa Sería deseable y casi parece natural que entre familiares no hubiera problemas de convivencia. La realidad es que los hay, algunas veces hay falta de entendimiento o discrepancias que afectan mucho más.
Los vínculos que dan el calor familiar hacen que se cree un vínculo afectivo que no se encuentra en otros entornos. Cuando encontramos que tenemos la sensación de mala relación con algún familiar, el dolor es más fuerte; incluso nos puede afectar la salud. A este respecto, John Cacioppo, profesor de Psicología de Chicago escribe: “Las relaciones más importantes en nuestras vidas y las que más incidencias parece que tienen sobre la salud son las que mantenemos con las personas que convivimos cotidianamente”.
A menudo quisiéramos resolver un problema familiar y nos preguntamos el por qué de aquella situación incómoda: “¿por qué no puedo comunicarme con este hijo, con mi marido, con mi esposa?”, o bien “¿por qué los nervios no le dejan o no me dejan razonar?” La respuesta la encontraremos reflexionando para entender y saber que es lo que realmente se necesita en aquel momento: ¿…observar callar, esperar, buscar el momento oportuno para hablar, tener la empatía suficiente para leer emocionalmente al más próximo?
La comprensión que dedicamos a la familia y a los demás es la mejor garantía para vivir la empatía, esta habilidad que nos ayuda al bienestar en la convivencia.
Espero saquemos conclusiones positivas y mejoremos nuestra relaciones personales. Muchas personas nos necesitan y nos están esperando. Recibamos al que nos necesita con los brazos abiertos y les apuesto que dormiremos con la conciencia más tranquila.
Saludos fraternales.
Pablo Lillo
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